Por Nadia Santillán
En 2021, durante un punto crítico de la pandemia del COVID-19, llegó al catálogo de Netflix una serie que —sin saberlo—, vendría a revolucionar el entretenimiento. El Juego del Calamar es una serie surcoreana con dos temporadas emitidas hasta el momento que marcó un antes y un después en la cultura popular. Pero, ¿de qué manera?

La trama, aunque cruenta, es muy sencilla. Vemos a distintos personajes, entre ellos nuestro protagonista, que se ven orillados a participar en unos misteriosos juegos, alentados por la posibilidad de ganar 45.6 mil millones de wones (más de 639 millones de pesos). Sin embargo, aquellos que pierdan, serán asesinados. Conforme los capítulos pasan, vemos la lucha por la supervivencia y el cómo el ambiente tan hostil empieza a afectar a cada uno de los participantes.
Esta serie nace de una profunda crítica al capitalismo. De lo que la necesidad y la desesperación nos puede llevar a hacer, de la injusticia social que lleva a la bancarrota y de la pérdida de humanidad que sufren los más vulnerables ante los ojos de aquellos más privilegiados.
Sin embargo, la serie también es duramente criticada por su alto contenido en violencia explícita. Las ejecuciones se muestran directa y realísticamente, y la atmósfera mantiene al espectador en constante angustia y expectación. Con la salida de su nueva temporada, el debate se ha reavivado: ¿qué dice de nosotros el que nos hagamos consumidores de este tipo de entretenimiento? ¿Es posible resaltar el mensaje que intenta dar por encima de la crueldad que se muestra?
Según los resultados de una investigación realizada por la Media Violence Commission en 2012, sí es posible que el contenido violento aumente las probabilidades de que quienes los consumen agredan a alguien. Sin embargo, esto depende también de muchos otros factores, como la ética y los límites de cada individuo. También se ha visto que quienes son más propensos a ser influenciados por este tipo de entretenimiento son niños y jóvenes.
Ahora bien, es importante resaltar que esta serie no es apta para menores de 16 años. Sin embargo, a inicios de este año, una profesora denunció en redes sociales que había niños replicando uno de los juegos mostrados durante su hora de recreo, evidenciando que habían tenido algún tipo de acceso a este contenido. Esto resultó en un debate sobre la responsabilidad de los padres al momento de supervisar lo que sus hijos ven, pues el temprano acceso a dispositivos electrónicos les permite encontrar todo tipo de entretenimiento, tanto para bien como para mal.
Por otro lado, el propósito crítico de este show no puede ser dejado de lado. Como se llega a mencionar en la primera temporada de El Juego del Calamar, las familias y los jóvenes en Corea del Sur tienden a lidiar con deudas altísimas debido a los gastos de vivienda y educación, así como con altísimas tasas de desempleo. En México vivimos una situación similar, con 46.8 millones de personas en situación de pobreza según el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval).
Al final del día, si bien es importante regular el tipo de contenido que se consume, sea cual sea, este siempre se debe ver con mirada crítica. La línea entre la realidad y la ficción debe estar siempre bien marcada, pero también se debe pensar en la clase de mensajes que se dan, y en si estos se alinean a nuestras creencias y valores o no.
Si bien esta serie es un muy buen ejemplo de las críticas sociales que se esconden a simple vista tras el entretenimiento, hay que recordar que no es para todos. Los más jóvenes y/o susceptibles no deben verla, ni mucho menos replicar lo que se muestra. Se debe enseñar y promover el hábito de cuestionar lo que se consume, de forma que se mantenga un ambiente sano, tanto personal como socialmente.
QUÉ HAY DEL IMPACTO MEDIÁTICO DE LA SERIE
En cuestión de números, fue también un gran boom a nivel global. En su primer estreno, alcanzó 142 millones de visualizaciones, récord que rompió con su segundo lanzamiento, llegando a las 152.5 millones. La Internet se vio inundada de mercancía, clips, edits, hashtags, eventos y todo tipo de contenido relacionado a la serie. Incluso la cantidad de gente interesada en aprender coreano aumentó en un 40% según Duolingo.
Ahora sólo nos queda esperar por la temporada final, que será estrenada el 27 de junio en Netflix. Quedamos atentos al cierre de esta intrigante serie y a su muy probable nuevo éxito y dominación de los medios de comunicación. Por mientras, les dejamos el tráiler de la tercera entrega.
FUENTES:
- Bustos, F. (2022, Octubre 21). ‘El juego del calamar’ es una reflexión sobre nuestra propia pobreza. The Washington Post.
- Palacios, S. (2021, Octubre 18). El efecto psicológico que ‘El Juego del calamar’ tiene sobre nuestra conducta. ABC Bienestar.
- Handley, T. (2025, Enero 13). Niños imitan retos de “El juego del calamar” y una maestra enciende las alarmas. Gizmodo.
- A. Son, S. (2021, Octubre 12). “El juego del calamar”: la crisis de la deuda que sacude a Corea del Sur e inspira la serie más vista de Netflix. BBC News.
- López, P. (2024, Septiembre 9). En México, más de 46 millones de personas viven en situación de pobreza. Gaceta UNAM.