Por Alma Acosta
Hoy en día vivimos en un mundo casi completamente digital, la palabra influencer está en todas partes: desde nuestras redes sociales hasta las noticias, e incluso en los cursos sobre marketing. Pero, ¿qué es exactamente un influencer? En pocas palabras, es una persona creadora de contenido en internet que construye una audiencia en plataformas como Instagram, TikTok o YouTube, y que puede influir en las opiniones o decisiones de otras personas gracias a su credibilidad, personalidad y estilo. Aunque la mayoría de estas personas empiezan a crear contenido como una forma de hobby, los que alcanzan la fama suelen colaborar con marcas y crear contenido patrocinado. Suena como un trabajo soñado, una vida llena de productos gratis, horarios flexibles y fama, pero detrás de las fotos, videos y patrocinios, existe un problema del que no se habla lo suficiente y que se ha convertido en una pandemia entre los influencers; el burnout.
El burnout, o agotamiento, es definido por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como un estado de agotamiento físico y emocional causado por estrés prolongado. Normalmente se asocia con profesiones de alta presión como lo son el personal de la salud, pero cada vez más influencers se han visto afectados por este tipo de cansancio extremo a pesar de que su profesión podría ser considerada una de las más fáciles o divertidas.
PERO, ¿CUÁLES SON LAS CAUSAS?
Una de las principales razones por las que estos creadores de contenido pueden ser más susceptibles al burnout es la necesidad de mantenerse relevante en internet. Las redes sociales nunca duermen, a diferencia de los trabajos tradicionales con horarios definidos, es por eso que se espera que los influencers estén activos y creando más contenido todo el tiempo. Desaparecer por algunos días o tomar unas vacaciones significa correr el riesgo de perder interacciones, seguidores e incluso colaboraciones con algunas marcas. Este tipo de presión puede llevar a desarrollar hábitos de trabajo poco saludables: noches sin dormir editando, revisar compulsivamente el celular o la necesidad de publicar algo, aunque estén enfermos solo para no perder visibilidad.
Añadido a esto existe otra causa importante del burnout que no se discute lo suficiente; la falta de límites. Para muchos influencers la mayor parte de su contenido es su vida, y aunque compartir momentos del día a día puede parecer divertido o interesante también puede difuminar los límites entre lo que es público y lo privado, no sólo para la gente que los sigue, sino también para ellos mismos. Desde tener un mal día y aún así sentir la obligación de subir un video o una historia patrocinada hasta esforzarte por seguir siendo alguien auténtico con quien la audiencia se pueda identificar y al mismo tiempo alguien compatible con las marcas puede ser una tarea muy desgastante mentalmente.
Un ejemplo muy conocido es el de la estrella de TikTok Charli D’Amelio, quien alcanzó la fama siendo adolescente y enfrentó una presión inmensa para mantener su imagen y rendimiento. Ha sido muy sincera sobre cómo las expectativas constantes afectaron su bienestar emocional. Por otro lado, el influencer de belleza James Charles también habló sobre el burnout tras años de publicaciones constantes y presión pública, admitiendo que su pasión por crear contenido se había desvanecido. Incluso Lilly Singh (conocida como IISuperwomanII), una de las primeras grandes estrellas de YouTube, pausó su canal y publicó un video en 2018 titulado “Burnout”, en el que explicó cómo la rutina de crear videos semanales la dejó física y emocionalmente agotada.
Como si esto no fuera suficiente, el trabajo de influencer suele venir acompañado de ingresos inestables e inseguridad laboral. Los algoritmos cambian, las audiencias encuentran algo más novedoso y las modas se olvidan en unos cuantos días. Un mes tienes cientos de miles de vistas; al siguiente, tu contenido apenas tiene alcance sin razón aparente. Este tipo de problemas no hace más que añadir una capa más de estrés, sobre todo para quienes dependen económicamente de la creación de contenido.
Y no ayuda que ser influencer no sea una profesión que se tome en serio en la mayoría del mundo. Existen muchos prejuicios alrededor de los creadores de contenido, sobre todo acerca del valor y el esfuerzo detrás de su trabajo. Parte de este trabajo es siempre tener una sonrisa en la cara y hacer que todo parezca más fácil de lo que es, por lo tanto muchos creadores sienten que están mintiendo constantemente, enfrentando culpa o síndrome del impostor, lo cual solo empeora la carga emocional.
Como en cualquier profesión, los influencers necesitan descanso y apoyo. En un mundo cada vez más digital, dónde todo parece moverse a la velocidad de un clic, es fundamental recordar que la salud mental debe ser una prioridad para todas las profesiones. La presión constante por seguir siendo productivo, mostrarse siempre feliz o estar disponible 24/7 no es saludable para nadie. Es importante recordar que ser creador de contenido es una profesión tan demandante como cualquier otra, y que cada influencer es una persona real que puede caer en el burnout, una persona que necesita descansar, poner límites y cuidar de sí mismos.
